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  • Foto del escritorMRA

Mi chingona.

Afrontarlo sola.

¡Qué duro ha sido ser madre sin sentirse apoyada por el papá!

¡Qué difícil ha sido tomar decisiones, qué complicado el ser justa, el encontrar el punto medio, el no desesperar, el marcar la pauta, el poner límites! Confiar, solo confiar en que si lo estás haciendo bien. ¿Y si no? ¿Y si me equivoco? ¡Qué presión! ¡Maldita presión! “No soy suficiente” me vienen a la mente otra vez: no puedo ser mamá, no puedo estar bien yo, no puedo no equivocarme en la chamba, una metida de pata tras otra.

Me regaña la jefa. Me critico a mi misma. No es suficiente. Tu puedes más. No das el 100.

¡Pero sí que puedes! Hoy viste por tus hijos. Hoy te ocupaste de ellos, hoy avanzaste por ellos y para ellos. ¡Sí que puedes!

Sé que puedes.

Sé que puedes dar lo mejor de ti a esos pedacitos de vida.

Sé que puedes sacar uno y varios proyectos de tu chamba adelante.

Sé que puedes proponerte metas nuevas.

Sé que puedes cuidarte física, mental y emocionalmente.

Sé que puedes eso y más.

Por ti y para ti.

¡Chíngale!

Venga, ¡mi chingona!



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