Una semana de escucharme, de leerme, de proyectarme, de depurar. Sentí la necesidad urgente de desechar todo lo que me estorbaba: recuerdos, promesas, palabras, sueños, apegos.
Momento de usar lo que se puede usar, guardar lo que se debe guardar, desechar lo que se debe desechar. Limpiar mi espacio, mi mente, mi corazón. Tomar las riendas de mi hogar, decidir, sin cuestionarme, solo fluir.
Entender la importancia de escuchar a mi corazón, esta semana me dediqué justo a eso, escuché a mi corazón y decidir en base a ello. Y fui muy dichosa. Y tomé acción y me gustó. Confié en mí, confío en el Espíritu Santo y así todo saldrá.
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