Sigo enojada.
Hoy descubrí rabia dentro de mí.
Temblaba, no podía hablar, no podía respirar, no podía llorar. Solo me estremecía, gruñía del coraje, ¡era rabia! Rabia porque ya no quiero más control, no quiero condiciones, quiero libertad, individualidad, independencia. No más yugo, no más complacer, agradar, callar. Rabia por tener que callar. Rabia por no tener el valor de hablar. Siento rabia porque me dejó, rabia porque no lo acepta, porque para él, todo está bien a sus ojos. Rabia porque el sigue muy campante siendo víctima, superándome ¡que no mame! ¡EL ME DEJÓ! El me abandonó muchos años atrás y me volvió a abandonar esta vez. Rabia que no acepte, rabia que se las dé de muy “bueno” conmigo: ¿dime que necesitas? Estoy aquí para ayudarte: ¡dinero cabrón! ¡Que te hagas cargo!
OK.
SI, SIGO ENOJADA.