Sus labios me queman.
El deseo no se apaga, por el contrario se aviva cada vez más.
Mío. Suya.
Quisiera que fuera así por más tiempo.
Quiero ser solo suya y que sea solo mío;
que derrita sus ganas sobre mi,
que no quede ni un céntimo de pasión que no desborde sobre mi,
sentirlo y me me sienta una y otra vez.
Respiro y aún me lleno de su aroma,
sus labios húmedos mojan todavía mis ganas,
sus manos aún recorren mi cuerpo, sus besos,
sus besos son mi perdición.
Tantas ganas.
Tanto deseo.
Tanto lo quiero.
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